Es increíble como con tan solo algunas de tus palabras puedes hacerme tanto daño. No has terminado de pronunciarla y mis ojos ya están encharcados de lágrimas. De nada vale sonrirle a la vida por ti si tú eres quien me quita esa sonrisa. De un día soleado, perfecto, lleno de locuras y de satisfacción haces el peor de los días. No se como puedes tener esa capacidad de hacerme tan infeliz en tan solo unos segundos. Todo lo bueno que podría darte tú me lo quitas de las manos. Todas las sonrisas que son por ti haces que se vuelvan miradas tristes y labios cerrados. Así me dejas sin palabras. Sin saber que decir después de escucharte.
Y la mayor culpa la tengo yo, por ilusionarme, por dar tanto a cambio de tampoco, por quererte de esta manera que no sabes valorar, por ser tan tuya y tu de nadie...
Hoy por hoy hay pocas cosas que me provocan felicidad, y ésta se consume cada vez que te alejas de mi. Tal vez si supieras lo que provocas en mi interior no me harías esto. Darme "algo" para luego quitármelo con un soplido.
Llevas tanto tiempo sin verme sonreír, que quizás se te hayan olvidado ya todas esas sonrisas que antes nos provocábamos con tan solo mirarnos. Llevas tanto tiempo sin demostrarme nada que tal vez no te hayas parado a pensar que ya no sientes nada... que para ti esto ya acabó hace tiempo.
Te quiero de una manera tan absurda que nadie la tiende, de una manera tan desinteresada, tan pura, tan real... pero no vale nada. Ya nada vale nada. Nada merece la pena si no es mutuo.
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